Sunday, May 20, 2012

Diario de un mes de mayo

Spectrolite
Sigo con la cabeza en las nubes pero de vez en cuando me dejo caer. �ltimamente parece que todo pase a mi alrededor y que yo est� plantada en el suelo. Una pura contradicci�n, casi como una de esas pesadillas en que una quiere salir corriendo hacia alg�n lugar y no es capaz. Me repito, lo s� y lo siento. :( A pesar de todo, hay momentos en que la casualidad me da un respiro y me doy de bruces con algo a lo que merece la pena dejar calar hondo, tan eterno y tan actual. Hay cosas que no cambian, por mucho que les quieran dar un barniz moderno. Ahora que lo cabal parece ser preocuparse solo en el debe y el haber, bueno es recordarles que no cuela:

La cultura vista desde fuera, como la ven quienes nunca contribuyeron a crearla, puede aparecer como un caudal en numerario o mercanc�as, el cual, repartido entre muchos, entre los m�s, no es suficiente para enriquecer a nadie. La difusi�n de la cultura ser�a, para los que as� piensan �si esto es pensar�, un despilfarro o dilapidaci�n de la cultura, realmente lamentable. �Esto es tan l�gico!... Pero es extra�o que sean, a veces, los antimarxistas, que combaten la interpretaci�n materialista de la historia, quienes expongan una concepci�n tan materialista de la difusi�n cultural. 

En efecto, la cultura vista desde fuera, como si dij�ramos desde la ignorancia o, tambi�n, desde la pedanter�a, puede aparecer como un tesoro cuya posesi�n y custodia sean el privilegio de unos pocos; y el ansia de cultura que siente el pueblo, y que nosotros quisi�ramos contribuir a aumentar en el pueblo, aparecer�a como la amenaza a un sagrado dep�sito. Pero nosotros, que vemos la cultura desde dentro, quiero decir desde el hombre mismo, no pensamos ni en el caudal, ni el tesoro, ni el desp�sito de la cultura, como en fondos o existencias que puedan acapararse, por un lado, o, por otro, repartirse a voleo, mucho menos que puedan ser entrados a saco por las turbas. Para nosotros, defender y difundir la cultura es una misma cosa: aumentar en el mundo el humano tesoro de conciencia vigilante. �C�mo? Despertando al dormido. Y mientras mayor sea el n�mero de despiertos... Para m� �dec�a Juan de Mairena� s�lo habr�a una raz�n atendible contra una gran difusi�n de la cultura �o tr�nsito de la cultura concentrada en un estrecho c�rculo de elegidos o privilegiados a otros �mbitos m�s extensos� si averigu�semos que el principio de Carnot, rige tambi�n pare esa clase de energ�a espiritual que despierta al durmiente. En ese caso, habr�amos de proceder con sumo tiento; porque una excesiva difusi�n de la cultura implicar�a, a fin de cuentas, una degradaci�n de la misma que la hiciese pr�cticamente in�til. Pero nada hay averiguado, a mi juicio, sobre este particular. Nada serio podr�amos oponer a una tesis contraria que, de acuerdo con la m�s acusada apariencia, afirmase la constante reversibilidad de la energ�a espiritual que produce la cultura. 
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Para nosotros, la cultura ni proviene de energ�a que se degrada al propagarse, ni es caudal que se aminore al repartirse; su defensa, obra ser� de actividad generosa que lleva impl�citas las dos m�s hondas paradojas de la �tica: s�lo se pierde lo que se guarda, s�lo se gana lo que se da. 

Ense�ad al que no sabe; despertad al dormido; llamad a la puerta de todos los corazones, de todas las conciencias. Y como tampoco es el hombre para la cultura, sino la cultura para el hombre, para todos los hombres, para cada hombre, de ning�n modo un fardo ingente para levantado en vilo por todos los hombres, de tal suerte que s�lo el peso de la cultura pueda repartirse entre todos, si ma�ana un vendaval de cinismo, de elementalidad humana, sacude el �rbol de la cultura y se lleva algo m�s que sus hojas secas, no os asust�is. Los �rboles demasiado espesos, necesitan perder algunas de sus ramas, en beneficio de sus frutos. Y a falta de una poda sabia y consciente, pudiera ser bueno el hurac�n. 

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